Apostando por el reciclaje, este grupo se ha convertido en uno de los tres mayores especialistas mundiales en cercos. Este es el rostro del "nuevo México", cuya presidenta electa, Claudia Sheinbaum, toma posesión de su cargo el 1 de octubre.
El alto horno de la desaparecida empresa Fundidora tiene un aspecto magnífico. Con sus 40 metros de altura, en el corazón de Monterrey, no lejos de la torre administrativa del próspero estado de Nuevo León, causa una fuerte impresión. Un vestigio que atestigua la historia del capitalismo industrial mexicano, desarrollado en torno a la minería, el acero, el vidrio y también la cerveza, con una demanda alimentada por su proximidad geográfica a Estados Unidos.
Con sus museos (de acero, de cera), esculturas y amplios espacios verdes, el antiguo parque industrial de 124 hectáreas se ha convertido desde 2001 en una de las principales atracciones turísticas de Monterrey. El proyecto fue iniciado por Raúl Gutiérrez Muguerza, presidente del Consejo de Administración de la empresa siderúrgica familiar Deacero.
Acero fabricado a partir de chatarra reciclada
Apegado a su tierra natal y a la promoción del acero, este personaje del capitalismo familiar de Región de montaña no reniega de su pasado. Ni siquiera sus páginas más oscuras. Como la quiebra de la centenaria competidora Fundidora en 1986, víctima de errores de gestión y de repetidas devaluaciones del peso. De aquel batacazo sólo queda la inquietante torre, plantada ahí como para recordar la necesidad de aprender del fracaso.
Desde que en 1982, junto con sus hermanos, tomó las riendas de la empresa de fabricación de cercos fundada por su padre tras la Segunda Guerra Mundial, este ejecutivo con físico de actor de Hollywood ha mirado decididamente hacia el futuro, invirtiendo regularmente en su negocio para ayudarlo a crecer y sobrevivir. Su credo es la innovación y la sustentabilidad. El reto es mantener su independencia y evitar correr la misma suerte que Fundidora o rivales regionales como Hylsa, Imsa y Sicartsa, todas ellas adquiridas por competidores extranjeros por no haber sabido modernizarse a tiempo.
DEACERO en cifras
4,5 millones de toneladas: capacidad instalada anual de producción de acero. 4 000 millones de dólares: ventas en 2023 (fuente: Whitepaper).
Y hay que decir que la receta ha sido eficaz hasta ahora: "De 12.000 toneladas al año, nuestra capacidad de producción de alambre se ha multiplicado por 1.000 hasta alcanzar 1,2 millones de toneladas. Y reciclamos 2,8 millones de toneladas de chatarra para producir uno de los aceros más "verdes" de nuestra industria", observa Raúl Gutiérrez. Sobre todo, el grupo ha podido ampliar su gama de productos. "La gama de nuestros llamados productos largos se ha diversificado más allá de los cercos para incluir vigas y otras secciones utilizadas en la industria de la construcción", afirma Gutiérrez.
Deacero se ha convertido en uno de los tres principales fabricantes mundiales de cercos, rejas y mallas, junto con el gigante Arcelor Mittal y la empresa belga Bekaert. El diseño y los acabados se han adaptado a una amplia gama de aplicaciones, desde la agricultura a la minería, pasando por la construcción y el petróleo y el gas. Con una facturación de 4.000 millones de dólares, su histórico director puede medir lo lejos que ha llegado la empresa desde que su padre, César, abrió un taller de instalación de cercos en 1952, desarrolló su primera máquina para tejer mallas metálicas a partir de un cortacésped.
El reto de la tercera generación
Pero en una industria especialmente intensiva en capital y con ciclos cada vez más volátiles, mantenerse en la cima es una batalla constante. Un reto que tendrá que superar la tercera generación que ahora dirige la empresa. El día que nos reunimos con el histórico líder, estaban todos allí, su hijo Raúl Gutiérrez Durán y sus sobrinos Gabriel y Eugenio Gutiérrez Noriega, un poco recónditos en la amplia sala de juntas con su suelo de mármol y su pared de espejos.
Parte de su futuro está en juego a cien kilómetros al sur de Monterrey. Las obras de ampliación de la Acería Ramos Arizpe, una de las mayores instalaciones de Deacero, están muy avanzadas en este final de primavera ya abrasador, en un paisaje árido digno de una película del Oeste. Ya se ha levantado el edificio naranja, que albergará un tren de laminación para suministrar productos para clientes de los sectores de la construcción, el transporte y las energías renovables. Un grupo de trabajadores realiza el acondicionamiento interior, mientras camiones y retroexcavadoras excavan los cimientos de otra nave junto a la planta existente y sus calderos de acero fundido.
"Inteligencia industrial”
"Está previsto que las líneas de producción entren en funcionamiento en febrero de 2026", explica Nadia Gabriela Villarreal, responsable de excelencia operativa, durante una visita a las naves donde se fabrica acero a partir de una mezcla de chatarra, carbono y oxígeno a 1.600°C. Esta fascinante alquimia está ahora controlada en gran parte a distancia por operarios instalados en una sala de control protegida de los humos, el polvo y el ruido inherentes a este proceso ancestral.
El proyecto forma parte de un ambicioso plan trienal de 1.000 millones de dólares lanzado en 2023. El objetivo es aumentar la capacidad instalada total anual de la siderúrgica en un 25%, será un aumento de más de un millón de toneladas. “Con nuevas soluciones para iniciar un nuevo ciclo de crecimiento en un momento en que el 80% de los productos que vendemos hoy han alcanzado la madurez o están en declive", explica Raúl Gutiérrez Durán, con los ojos tan azules y centelleantes como los de su padre. Entre ellas, módulos premontados para el sector de la construcción, que contribuyen a aumentar la rapidez y la productividad en las obras, muelles para asientos de automóviles, y un paso más allá con el reciente lanzamiento de una cadena de distribución directa, dirigida a particulares en la periferia de las grandes ciudades. Deacero insiste en que el futuro está en la "inteligencia industrial".
Para superar este reto, el grupo necesitaba primero mejorar su abastecimiento de materias primas. En lugar de utilizar mineral y carbono, el fundador César Gutiérrez tuvo la idea en 1984 de trabajar con el fabricante italiano de equipos Danieli para desarrollar un acero fabricado a partir de chatarra procedente de las industrias de la construcción. Menos intensivo en energía y capital, era una opción pionera frente a las normativas cada vez más estrictas sobre emisiones de CO2 de la industria siderúrgica. Con el 98% de su producción mediante este proceso más respetuoso con el medio ambiente, Deacero emite cuatro veces menos dióxido de carbono que la media de un sector que es uno de los peores de la industria (7% de las emisiones mundiales). "Y de aquí a 2030, tenemos previsto reducir nuestras emisiones otro 50%", afirma el Raúl Gutiérrez Durán. Está previsto abrir una docena de nuevos centros de reciclaje de aquí a finales de año para completar una de las redes más extensas del sector entre México y Estados Unidos", explica su padre. Los esfuerzos para mejorar la clasificación también deberían aumentar los volúmenes disponibles.
Deacero no es el único que codicia esta preciada chatarra. "Según Marialuisa Rincón, subdirectora de la publicación especializada 'Argus', México se prepara para superar a Italia como noveno productor mundial de acero, pero el año pasado el país aún tuvo que importar 2,5 millones de toneladas de chatarra. Esto ha provocado una presión sobre los precios, que son 100 dólares más altos que la media en Estados Unidos. "Todo un reto para Deacero", afirma René Lankenau, fundador del medio de negocios mexicano en línea White Paper.
Aprovechar la relocalización
Afortunadamente para ella, la campeona mexicana se está beneficiando del fenómeno del "nearshoring", en auge desde Covid, las tensiones políticas entre Estados Unidos y China y el conflicto ucraniano. Empresas de todo el mundo buscan acortar sus cadenas de suministro y hacerlas más fiables relocalizándose cerca del mercado norteamericano. A ello se añade el fuerte programa de inversión en infraestructuras nacionales que pretende llevar a cabo la recién elegida presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que tomará posesión de su cargo el 1 de octubre.
Basta con ver los parques industriales que están surgiendo a lo largo de las autopistas que conducen al aeropuerto, al sur del país o a la frontera con Estados Unidos para comprender el dinámico crecimiento del estado de Nuevo León y sus 5,6 millones de habitantes. Automotriz, equipo eléctrico, electrodomésticos, aeronáutica, son algunos de los sectores que alimentan una dinámica económica sin igual en el país.
"Desde enero de 2021 se han anunciado inversiones por más de 50.000 millones de dólares y ya se han creado 250.000 empleos, 50.000 de ellos en los cuatro primeros meses del año", confirma Iván Rivas, Secretario de Economía del gobierno del estado más próspero después de Ciudad de México. "Con un consumo per cápita de 220 kg de acero, frente a los 600 kg de una economía avanzada como Corea del Sur, México sigue desarrollándose y tiene un potencial de crecimiento muy elevado", afirma Raúl Gutiérrez.
Las virtudes del capitalismo familiar
"Continuamente rentable trimestre tras trimestre", según su presidente, Deacero cree disponer de los recursos necesarios para alcanzar sus ambiciones. Y sin tener que salir a bolsa. Cuando los precios del acero se dispararon al final de la crisis de Covid, la dirección de la empresa aprovechó prudentemente la coyuntura para reducir su endeudamiento con el fin de mantener su margen de maniobra y garantizar la continuidad de su crecimiento. "Tienen tanta liquidez abundante como acceso al crédito si lo necesitan", confirma Gerardo Obregón, banquero de Citi que les conoce desde hace tiempo.
Más allá de su conservadurismo financiero, el espíritu familiar es sin duda uno de los ingredientes clave del éxito de la empresa. Una cultura impregnada de los mismos valores de esfuerzo y humildad que han hecho de Monterrey el crisol industrial de México. Bajo la atenta mirada de Raúl padre, conocido internamente como "el ingeniero", los herederos Gutiérrez proclaman en voz alta su deseo de continuar con esta tradición. Hay que decir que les enseñaron bien desde pequeños. Al igual que su abuelo, los primos estudiaron ingeniería en renombradas universidades estadounidenses. Eugenio y Raúl incluso dieron un paso más, obteniendo un MBA. Aunque ampliaron sus horizontes trabajando unos años en consultoría, a los 30 años se unieron a Gabriel en la empresa familiar, donde tuvieron que demostrar su valía antes de ser nombrados Directores Generales en 2023.
Pero no esperaron a asumir estas funciones operativas para cambiar la gobernanza. "Nos hemos esforzado mucho en los últimos cinco años", insiste Raúl hijo. Entre visitas a la fábrica, cursos de formación financiera y, una vez al año, un fin de semana familiar que es en parte ocio y en parte trabajo, la veintena de accionistas de la familia y sus descendientes se mantienen regularmente al corriente de la evolución de la empresa. En 2023, 35 de ellos se reunieron para observar la migración de las ballenas en el estado de Baja California. Nada es demasiado bueno para mantener el espíritu familiar y preservar los intereses patrimoniales de la familia Gutiérrez.
Nuevo León, un estado próspero
Puede que el estado de Nuevo León (5,6 millones de habitantes) no sea el más grande de México, pero es el más próspero. Su historia industrial se remonta a principios del siglo XX, con el desarrollo de una industria local del acero, el cemento y el vidrio basada en los minerales que se encuentran en este paisaje serrano. Aprovechando su proximidad geográfica con Texas, la zona desempeñó entonces el papel de base industrial estadounidense de retaguardia durante la Segunda Guerra Mundial, para suplir las necesidades de la población de su poderoso vecino, cuya economía se vio movilizada por el esfuerzo bélico.
Más recientemente, "la combinación de la pandemia de Covid y las tensiones geopolíticas ha provocado un auge sin precedentes en nuestro estado", observa Iván Rivas, secretario de Economía del gobierno de Nuevo León. “En dos años y medio se han anunciado inversiones por valor de más de 50.000 millones de dólares, sobre todo de fabricantes de automóviles y material eléctrico". El año pasado se crearon 70.000 empleos. Y en los cuatro primeros meses de 2024 ya se han creado 50.000. Y eso sin contar los preparativos del Mundial de fútbol de 2026, organizado conjuntamente por México, Estados Unidos y Canadá. Esto no sólo creará escasez de talentos, sino también tensiones por el suministro de agua y energía, en las que el gobierno está trabajando.
Florence Bauchard