Por el Dr. José Luis de la Cruz Gallegos.
El contenido nacional de las exportaciones mexicanas de manufacturas ha promediado 25% durante las últimas tres décadas. En otras palabras: el innegable aumento de las ventas mexicanas al exterior se ha logrado con base en un elevado componente de importaciones, la mayoría proveniente de los países asiáticos que durante los últimos 40 años aplicaron una exitosa política industrial.
Durante el 2024, México importó 472 mil millones de dólares de insumos intermedios, 91 mil millones de bienes de consumo y 61.5 mil millones de bienes de capital. Producir internamente el 10% de los primeros equivale al 2.5% del PIB, suficiente tanto para alcanzar un mayor crecimiento económico como factible para iniciar la reindustrialización con un mayor contenido nacional.
Para lograrlo, el primer paso por dar es crear una estrategia detenida que eleve el contenido nacional de la producción y de las exportaciones, con objetivos claros en los sectores y regiones estratégicos para México, Estados Unidos y las naciones que tienen empresas en el país.
Asociar los esfuerzos de las empresas productoras con las de sus proveedoras de insumos en dichos sectores y regiones es un segundo elemento por considerar. A partir de ello se pueden conocer las ventajas competitivas y los requerimientos existentes para construir una política industrial focalizada que garantice la consecución de las metas planeadas.
Lo anterior tiene una ventaja adicional: ya existe un mercado para las actividades económicas que sé encuentran en torno a los sectores estratégicos en donde se debe elevar el contenido nacional. El mayor desafío es vincular y, en su caso, crear o atraer a las empresas que se requieren para elevar lo hecho en México con insumos hechos en México.
Un aspecto adicional es promover la innovación, es decir, promover lo creado en México: pasar a la etapa de mentefactura, que ha quedado rezagada en el país.
Sin lugar a duda, se debe reconocer que México ocupa un lugar destacado a nivel global por el tamaño de su economía y de sus exportaciones. No obstante, el contexto actual ha generado la posibilidad (y la necesidad) de elevar la participación de lo hecho en México, tanto en el consumo final como en el de los insumos intermedios que utiliza para la producción de los primeros.
La afirmación no es un secreto, los revolucionarios industriales del siglo XIX lo descubrieron oportunamente. Su objetivo fue producir y competir en función de las ventajas que les otorgaba lo que
llamaron “el perfeccionamiento” de los procesos y producción de bienes.
La industrialización de esa época utilizó eficazmente el impulso implícito que la innovación les otorgó:
al aplicar las nuevas tecnologías que se incubaron en Estados Unidos y Europa, los países elevaron él
contenido nacional de su producción, generaron empleo y gracias a ello crearon sus bases del progreso social.
Japón lo asimiló gracias a jóvenes como los “Cinco Choshu”, líderes industriales que llevaron el conocimiento asimilado en Occidente a su nación para iniciar un vertiginoso proceso de industrialización que tenía un objetivo superior: crear una nueva etapa de grandeza a su historia de por sí milenaria.
China, Corea del Sur, la India, Vietnam, Malasia, Indonesia, Taiwán y Singapur, constituyen el grupo de
naciones que hoy construyen su futuro con base en una industrialización que privilegia el fortalecimiento productivo y competitivo de sus empresas, al mismo tiempo que aprovecha al comercio internacional para obtener ganancias que se traduzcan en bienestar y desarrollo nacional. Han aprendido la lección que la historia de Europa, Estados Unidos y Japón les legó.
México cuenta con la base para ocupar la posición de liderazgo en América Latina que le corresponde y buscar un nuevo nivel de asociación en América del Norte. Aumentar el contenido nacional de lo hecho en México es actuar con Inteligencia Industrial® para quitar la base maquiladora que limitó el avance de la economía durante 30 años previos. Además, representa el mecanismo para negociar propositivamente con Estados Unidos en el marco legal establecido en el TMEC para el 2026.