Cada vez más empresas en México están apostando por descarbonizarse no solo por cuidar el planeta, sino porque les conviene: mejora su competitividad, les abre puertas a nuevos mercados y atrae inversiones.
En un contexto donde el cambio climático deja de ser un tema futuro para convertirse en una urgencia presente, las empresas ya no ven la sostenibilidad como una carga, sino como una ventaja estratégica.
La descarbonización, una palabra que antes solo resonaba en foros ambientales, hoy es una herramienta clave para acceder a nuevos mercados, atraer inversión y mantenerse competitivos frente a un consumidor cada vez más consciente.
Descarbonizarse: ser verde también es negocio
Si bien implementar tecnología limpia y transformar procesos industriales puede implicar inversión inicial, hoy las compañías entienden que esa apuesta rinde frutos en múltiples frentes. Desde acceso a financiamiento internacional hasta preferencia del consumidor, pasar de los combustibles fósiles a soluciones más sostenibles ya no es solo responsabilidad ambiental, sino una jugada inteligente en términos financieros.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA), el 35% de la reducción de CO₂ hacia 2070 dependerá de tecnologías en fases tempranas. Por eso, países como México han comenzado a adoptar soluciones que van desde medición de huella de carbono hasta reconversión de sistemas de producción.
Aunque la mayoría de las empresas aún no mide sus emisiones completas, como señala Oxtron, que estima que el 91% no lo hace, otras ya están marcando el camino.
Casos mexicanos: acero, cerveza y refrigeración inteligente
Grupo Deacero, con sede en Monterrey, es uno de los ejemplos más avanzados en descarbonización industrial en México. La compañía no solo es el mayor reciclador de acero del país, sino que se ha comprometido a reducir en un 56% su intensidad de emisiones de CO2 para 2030.
Deacero ha logrado combinar eficiencia, economía circular y compromiso climático al registrar una emisión de apenas 0.24 toneladas de CO2 por cada tonelada de acero líquido producida, una cifra muy por debajo del promedio mundial de 1.9 toneladas, según datos de la World Steel Association.
En otro sector completamente distinto, Grupo Modelo y su marca Corona están apostando por la innovación con impacto ambiental y económico. Su más reciente proyecto, Natural Freezers, desarrollado junto con la startup mexicana Nano Freeze, reduce el consumo energético hasta en un 30%.
Esta tecnología, basada en bionanotecnología, mantiene los refrigeradores fríos hasta cinco horas sin energía y es biodegradable. La iniciativa será implementada inicialmente en 50 Modeloramas de la Ciudad de México y la meta es escalarla a miles de puntos de venta en el país y el mundo.
La tecnología detrás de la descarbonización
El avance hacia una economía baja en carbono está completamente ligado al desarrollo e implementación de nuevas tecnologías. En México, soluciones como las ofrecidas por CleanTech permiten medir y gestionar las emisiones en toda la cadena de valor.
Desde la electricidad consumida hasta el transporte de empleados, estos sistemas ayudan a generar un inventario completo de emisiones según el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol). La innovación también permite transformar las emisiones en nuevas oportunidades.
Tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS) pueden reducir entre 40% y 60% de las emisiones industriales y permitir que se reintegren a otros procesos productivos. México ya participa en mercados voluntarios de carbono, un mecanismo que creció 60% en 2024 a nivel global, según el Banco Interamericano de Desarrollo. Esto abre la puerta para que más empresas rentabilicen sus esfuerzos de descarbonización.
Aunque los grandes corporativos lideran la adopción de estas tecnologías, el desafío real es masificarlas y hacerlas accesibles a pequeñas y medianas empresas. La colaboración con startups y la apertura de plataformas tecnológicas son pasos en la dirección correcta. El caso de Corona y Nano Freeze lo ejemplifica: una corporación centenaria aliada con una startup para resolver un problema común de forma escalable.
Además, eventos internacionales como Gastech 2024 y alianzas globales como Mission Innovation están empujando el desarrollo de soluciones compartidas, reconociendo que la lucha contra el cambio climático requiere una respuesta colectiva, no solo de países, sino también del ecosistema empresarial.
¿Ser verde cuesta?
Sí, pero cuesta más no hacerlo. En una región como América Latina, donde el 8% de las emisiones globales provienen de esta zona y el impacto del cambio climático podría arrastrar a millones a la pobreza extrema hacia 2030, según el Banco Mundial, la transformación hacia modelos sostenibles ya no es opcional. Para las empresas, subirse a esta ola representa no solo una forma de sobrevivir, sino de liderar.
Descarbonizarse hoy ya no es una etiqueta para reportes de sostenibilidad. Es una forma concreta de innovar, generar valor, cuidar el planeta y al mismo tiempo abrir puertas a nuevas oportunidades de negocio. México, con casos como Deacero y Corona, ya está demostrando que el cambio es posible.
Con información de El Financiero, El País, .weforum.org y consultoraambiental.mx.
